PUERTO DEL CARRASCAL - CUEVA DE LA MOTILLA - PUERTO DEL CARRASCAL
Localización: Parque Natural de los Alcornocales
Distancia: 5,3 km
Desnivel: 200 m
Trazado: Circular
Desnivel: 200 m
Trazado: Circular
Dificultad: Alta - muy Alta (con lluvia)
Fecha de realizacion: Noviembre 2012
Observaciones: No existe sendero balizado
Fecha de realizacion: Noviembre 2012
Observaciones: No existe sendero balizado
Comenzamos la ruta en el Paraje del Ramblazo, por el carril
Junto al puerto del Carrascal, donde dejamos el coche. Al fondo tenemos los dos macizos calizos por los que regresaremos.
Caminamos por el carril durante unos 200 m en dirección Sur y tomamos el
desvío de la derecha que nos llevará hacia una finca privada (antiguamente casa
del cabrero), lo que se conoce como Casa
de Cañada Mejías.
Frente a nosotros y cubierto de nubes el pico Aljibe.
Encontramos una cancela que nos advierte de propiedad
privada lo que debemos tener en cuenta y pedir permiso a los dueños.
Unos metros antes de llegar a la casa nos desviamos hacia
el norte, siempre en sentido descendente, buscando el cauce del Arroyo de
Pasada Blanca caminando casi a los pies del Cerro del
Carrascal que llevamos siempre a nuestra derecha.
Caminamos por la Dehesa de Cañada Mejias intentando buscar alguna vereda de
animales, no muy marcadas y que en algunos momentos resulta difícil seguir.
Siempre descendiendo...
Una vista hacia arriba en uno de los claros y ya divisamos la entrada de la Cueva de la Motilla, nuestro destino de hoy.
Divisado el objetivo, seguimos descendiendo.
Atravesamos zonas de una belleza extraordinaria.
Encontramos algunas señales que interpretamos como hitos.
Abundan colonias de buitres en las paredes del cerro. Un ejemplar vigila nuestros pasos.
Tras cruzar una angarilla y el cauce seco del Arroyo de la
Hoya de la Mujer, nos hallamos en la zona conocía como Baños de Pasada
Blanca.
Aquí encontramos un manantial con el mismo nombre, de agua sulfurosa
que vierte al rio lo que le proporciona un característico color turquesa.
Este manantial vierte durante todo el año al Arroyo lo que hace que éste no se seque aguas abajo, mientras que aguas arriba pudimos comprobar que puede llegar a secarse durante el estiaje. Al mismo tiempo forma un remanso en el curso del Arroyo que tradicionalmente fue utilizado como zona de baños, utilizando sus lodos como remedio para afecciones cutáneas.
El
arroyo de Pasada Blanca, junto con la Garganta de la Sauceda dan origen al río Hozgarganta.
Una vez visitado el manantial, continuamos dirección norte durante 350 m aproximadamente, a lo largo del arroyo de Pasada Blanca, unas veces por su margen otras por el propio cauce seco, buscando lo que se conoce como la Laja de Cañada Mejia.
Retrocedemos sobre nuestros pasos y
volvemos al claro cercano al manantial para emprender un ascenso que nos
posicione frente a la entrada de la Cueva de la Motilla.
De nuevo debemos abrirnos paso entre matorral y zarza, no parece un lugar muy transitado y la vegetación ha cubiertos las veredas.
De nuevo debemos abrirnos paso entre matorral y zarza, no parece un lugar muy transitado y la vegetación ha cubiertos las veredas.
Desde aquí debemos ir buscando vereda
de nuevo entre el matorral intentando alcanzar la entrada a la cueva. Lo ideal
es encontrar la bajada natural del agua procedente de la hoya de las Mujeres
pero lo espeso de la vegetación debido a lo intransitado de la zona nos lo
impide y nos movemos sorteando grandes bloques de piedra. Existen algunos hitos
pero se pierde la continuidad lo que dificulta enormemente la progresión.
Tenemos frente a nosotros la entrada a la cavidad, un ultimo esfuerzo antes de posicionarnos frente a la boca.
Para ello atravesamos un mar de matorral.
Un esfuerzo más y casi estamos.
Por fin ante la entrada!
La cueva de la Motilla pertenece a un
sistema kárstico con varios sumideros, siendo esta la de mayor interés por sus
amplias dimensiones y recorrido, así como la manifestación artística
perteneciente al paleolítico. Fue cerrada al público debido a los continuos
destrozos vandálicos y agresiones que afectaron tanto a la riqueza arqueológica como biológica que alberga.
Progresamos ta sólo unos metros hacia el interior de la cavidad. No son necesarios muchos pasos para advertir su belleza y magestuosidad.
Hacemos una visita muy corta, no hay que molestar a las colonias de murciélagos, aunque una vez dentro la oscuridad te invita a seguir y seguir.
Abandonamos la cueva
y giramos hacia la izquierda buscando un acceso entre bloques de piedra
y el ramaje posicionándonos sobre el cauce ahora aún seco del arroyo de la Hoya
de la Mujer. Pasados los primeros metros rocosos nos encontramos de nuevo en
terreno menos abruto pero nada transitado por lo que la progresión entre
matorral, zarza y lentisco se hace muy dificultosa y desesperante. Hay que abrirse paso entre la vegetación cerrada, intentando localizar de nuevo alguna vereda.
La Hoya de la mujer por la que caminamos está flanqueada por
sendos cerros de impresionantes bloques calcáreos, grietas y formas curiosas.
Llegamos al final de la Hoya donde se hace imposible avanzar
dado el precipicio que se abre ante nosotros.
Giramos hacia la izquierda y comenzaremos a avanzar a través de la roca, está lloviendo y caminar por aquí se hace tremendamente peligroso.
Descendemos con sumo cuidado entre los bloques.
Entre la vegetación se encuentra el sumidero del Parralejo perteneciente al complejo las Motillas.
Una vez descendido el canchal, caminamos dirección sur en busca del carril que nos conducirá hasta el final - comienzo, de la ruta.
Giramos hacia la izquierda y comenzaremos a avanzar a través de la roca, está lloviendo y caminar por aquí se hace tremendamente peligroso.
Descendemos con sumo cuidado entre los bloques.
Entre la vegetación se encuentra el sumidero del Parralejo perteneciente al complejo las Motillas.
Una vez descendido el canchal, caminamos dirección sur en busca del carril que nos conducirá hasta el final - comienzo, de la ruta.
Finalizamos lo que para algunos fue recordatorio de viejos tiempos y para otros conocer este paraje por primera vez, pero sin duda para todos... inolvidable.